Las pequeñas dimensiones de Estocolmo comparado con otras capitales europeas no les deben confundir. Hay muchas maneras de visitar la capital sueca, aquí le proponemos 4 experiencias para ser un auténtico #premiumtraveller. Recuerde reservar su sala VIP para la ida y la vuelta.

1) Capital del diseño

Desde las tiendas de lujo de Östermalm a las tiendecillas bohemias desordenadas de Upplandsgatan. Estocolmo desprende diseño en su ADN. El 2014 Vogue situó el barrio de Södermalm como el tercero más cool del planeta. Uno de sus buques insignia es el parque de bomberos en desuso que por obra y arte de la modernidad se ha convertido en la tienda retro más aclamada de la ciudad, y probablemente Europa, con lámparas de techo, joyas antiguas, pinturas y un largo etcétera de productos de decoración auténticamente vintage.

2) Descubre el fika y sea un local más

Suecia es el país que bebe más café per cápita en el mundo, sólo superados por los fineses. Es tanta su pasión que hasta el hecho de tomarse un café con un buen trozo de tarta con los amigos tiene su propio nombre: fika. Si hay un lugar que entiende el fika es Veterkatten. Se trata de un café histórico que es regentado por la misma familia desde hace más de 40 años donde las camareras con delantal se mueven apresuradas por el local con platos de pastas y humeantes ollas de café.

3) Póngase nostálgico en Skansen

A 20 minutos en ferry del centro de Estocolmo se encuentra la isla de Skansen. Un auténtico museo al aire libre que recrea una ciudad tradicional sueca del siglo XIX. Hay de todo: molinos de lino, tiendas de herreros, farmacias, iglesias, talleres de artesanos e incluso un zoo nórdico y tabernas donde puede beber cerveza casera en jarras de madera.

4) Ciudad vieja, cocina nueva

El chef Henrik Norström, con una estrella Michelin, es el abanderado de los productos locales en la ciudad. El epicentro de los productos suecos es el mercado Östermalms Saluhall, una construcción centenaria cubierta de vigas de hierro y techos altísimos donde se encuentran filas de puestos repletos de quesos, embutidos, camas de hielo cargados de bacalao y arenques, y bandejas de madera repletas de champiñones.

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